"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

miércoles, noviembre 12, 2014

En noches como esta imagino un personaje ajeno al tiempo, que en una tarde madura se asoma a una cafetería de sillones rojos y ventanas hacia un parque nebuloso. En esa cafetería se puede ver el calor, una barra con sillas altas y dos meseras con traje de pingüino y cafetera en mano, abasteciendo líquido a las tazas de los pocos clientes. Yo me imagino como un personaje de película en blanco y negro, con gabardina y periódico enrollado en el bolsillo, fumando de nuevo como hace algunos años, encendiendo mi cigarro con cerillos clásicos, asomándome a través de las vidrieras a los gabinetes y revisando los rostros de la gente, los rincones. Tú debes estar ya a esa hora, esperando a alguien y te veo en blanco y negro también, removiendo con la cuchara el contenido de la taza que humea. Y como en las escenas aquellas de película mala, observándote a través de los cristales, pienso que no debe demostrar mi emoción, que no debo intentar besarte, ni siquiera tocar una de tus mejillas, porque todo es como empezar de nuevo, en otras circunstancias y en otros lugares. Veo a los dos que fuimos sentados en una banca, y me parecen irrepetiblemente felices. Suena una campanilla cuando abro la puerta del café Trevi para entrar.

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