"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

martes, junio 23, 2009

Diluvia

A todos esos cuerpos que he dejado a mi paso
Atascados entre las semillas más frágiles
A todos esos rincones invadidos
Por langostas
Hoy quiero escribirles de nuevo
Las mismas cartas de antes
Las del baúl que duerme tranquilo
Su sueño de difunto sin inteligencia
A todas quiero escribirles un muérdago
Para que puedan de nuevo mirar mariposas
Hoy tan telarañas tan anudadas
A todos mis minutos en blanco y negro
Les digo con fiereza
Sincera
Que la única cana que me queda nueva
Inunda mi materia gris
De miradas muertas

jueves, junio 04, 2009


Hay una realidad que demuestra la verdad de un hecho. Porque nuestra memoria y nuestros sentidos son demasiado inseguros, demasiado parciales. Incluso podemos afirmar que muchas veces es imposible discernir hasta qué punto un hecho que creemos percibir es real y a partir de qué punto sólo creemos que lo es. Así que para preservar la realidad como tal, necesitamos otra realidad -una realidad colindante- que la relativice. Pero, a su vez, esta realidad colindante necesita una base para relativizarse a sí misma. Es decir, que hay otra realidad colindante que demuestra, a su vez, que ésta es real. Y esta cadena se extiende indefinidamente dentro de nuestra conciencia y, en un cierto sentido, puede afirmarse que es a través de esta sucesión, a través de la conservación de esta cadena, como adquirimos conciencia de nuestra existencia misma. Pero si esta cadena, casualmente, se rompe, quedamos desconcertados. ¿La realidad está al otro lado del eslabón roto? ¿Está a este lado?


Haruki Murakami. Al Sur de la frontera, al Oeste del sol.