"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

sábado, marzo 17, 2012

Podrías vivir aquí
entre mis líneas
sin demasiado riesgo
o en un mundo ruín
podrías permanecer quieta
o llegar a sitios nuevos
escribir marcas de texto
y columpiarnos
podría ser una bahía
de luz de luna
y faros
en movimiento constante
húmedo fuego
finalmente tripulantes
de un dirigible
con todas sus consonantes
Aquí debes vivir
para que los estragos
de la vida diaria
no te toquen
Se trata de separar la realidad del deseo, el amor de la necesidad. La vida que ha entrado vertiginosa por mi tiempo me ha dejado un vacío cuando pensaba llenarme de ella. Como si diera vuelta a la esquina, soy un ser aprisionado en algo que ni siquiera existe. Es el vacío lo que me llena. Y cuando sale a flote, cuando lo llevo al exterior, se regocija esta nulidad y juega como cachorro. Por eso las fuentes, las luces, las caras de los niños y los parques me estremecen, porque mi vácío se llena de ellos y le hacen creer que los pasos que doy sí cuentan, si permanecen en el suelo, como minerales o fósiles de una especie extinta por irrelevante.
Carencia de palabras, se cruzan los pensamientos como por calles transitadas. No querer verte a veces para no empezar a escribir cuentos. Porque parece que estás en la orilla, esperando la llegada de un bote que cruce el río. Te cuento trivialidades, te hablo del perro que llegó el otro día y que insiste en rondar la casa. Y mi hija llena de luces en los ojos y el trabajo de siempre que terminó por agobiarme y que tú apenas comienzas. En mi cabeza, en mi quijada, un peso se transforma en nudos que amargan un poco mi semblante ante los otros. Te explico la necesidad de querer a alguien más que el querer creer que me quieren y que quiero y me confundo y por momento pienso que no tiene sentido y la noche salpica mis zapatos cansados antes de entrar a la panadería donde me dices que no sabes qué pan elegir de entre todos esos que los espejos reflejan. Y un café que no debo tomar y tu mirada que tanto me calma. Y este fragmento de noche que no parece suficiente y no poder decirte quédate un poco más, no subas al trolebús que te lleva a casa donde sigue tu vida sin mí, fuera de este escenario donde el papel que represento me deja satisfecho de ser yo y te envío un mensaje para agradecértelo y desearte buena noche.