"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

sábado, abril 30, 2016

Presentación de Cuarto coral

Estas son las palabras que Jonathan Berumen le dedicó a mi Cuarto coral y que leyó durante la presentación en la Casa Museo López Portillo, en Guadalajara. Le agradezco mucho por ellas.




Buceo al cuarto coral 

Las palabras muestran un navegar constante en el cual el poeta se ha embarcado a los cuatro vientos, a veces unidireccional, abarcando el territorio de la cotidianidad y otras veces, en un cambio vertiginoso va más allá de la territorialidad y de la profundidad del mar para llegar a ese sitio que se ha vuelto habitual para Armando, un cuarto coral. 

Armando encuentra en la poesía su universo interior, impredecible como lo es la marea, su andar va de extremo a extremo, ya que va de una vida llena de hallazgos a una vida de batalla, llena de pérdidas y de rupturas, ahogando sus miedos en el mar y volviéndolos un arrecife. 

El mensaje que entrega la poesía no yace en la superficialidad de los discursos a los cuales también se les ha llamado poesía, el poeta, en su ejercicio diario debe de ir al fondo de ello, buceando dentro del ser y de los seres, redescubriendo y renombrando, es aquí donde la búsqueda de Armando Ayala se reafirma, cuando decide lanzar su ancla y encallar frente a la costa, sumerge su rostro en arena y en agua salada duerme en barcos cargueros, ahí, tendido en la arena, recapacitando sobre su pasado y su futuro, sobre el amor necesario para zarpar nace líquida/ la estrella de cal, entonces Armando despierta para visualizar el mapa de su búsqueda, renuncia a la marea engañosa/ de esa agua que fingía ser río/ y no pasaba de ser nube enferma/ arrodillada. 

Entre niebla y buzones imaginarios/ descalzo en la arena/ Armando recuerda aquel intento de amarrar el mar/ de amar el mar y vierte su memoria en el terreno marino para unificarse, es aquí donde la complejidad de la vida se va disolviendo para volver al punto de partida, para purificarse, para volverse una isla de brazos que tensan/al límite/ de este cuerpo/ que necesita aire/ para salir a flote. 

Además del discurso que reflejan los versos de este poemario, el reflejo que nos devuelve es el una pureza absoluta, cómo mirar al fondo de un río y apreciar la forma de sus piedras y saber que tarde o temprano la corriente las pulirá, volviéndolas algo hermoso y único. Palabra por palabra, la construcción del cuarto coral se hace mediante imágenes extraídas de la dureza de las vivencias de un hombre que renuncia a una vida común, de un hombre que bracea contracorriente para alcanzar el amor, para aferrarse al aire. 

En un mundo donde prevalece lo material y lo que la gente ha manifestado como “indispensable”, Armando resalta con claridad un mundo minimalista en sus palabras, reabriendo un significado más universal en la sencillez, en la fragilidad humana, en un espejismo que se evapora a la par de que dos seres que se miran. El cuerpo ajeno se vuelve el puerto, es el destino donde yace la hermosura del encuentro, la necesidad de Armando de verse reflejado en otros ojos, es la poesía su faro que guía a distancia el retorno en su navegar. 

Cuarto coral, porque ya hubo otros que preceden a este, donde Armando ensayaba su diálogo marino, su lamento de agua, en arroyos minerales, donde nombró lo ausente, buscando que el mar le regresara sus ojos, diciéndole: Que no ves/ que mis ojos son mejores/ con tus ojos. 

La mirada prevalece en este poemario, porque se puede divisar en todas direcciones desde tierra firme, y a su vez adentrarse más profundo, esclarecer el agua, descubrir su brillo, un cuarto líquido lleno de confesiones donde el amor también asciende en sus burbujas minerales a la superficie. 

Para leer a Armando Ayala, hay que tomar aire, meditar previamente que leer es sumergirse a lo desconocido, porque para el final: poesía y hombre se conocen, son agua nueva, hombre y poesía inventan un abecedario donde todo cabe y deciden escribir sobre el humo. Hombre encierra a la poesía en un libro / para hojearla todo el día/ sin que el tiempo la deteriore. 



Jonathan Berumen Guadalajara, Jalisco, 22 de Abril 2016