"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

sábado, junio 24, 2017



Menos leído que Bukowski, pero con un público amplio también, fiel, seguidor de los pasos que dio este escritor flamígero, vibrante, nacido para no estar en ningún lugar. Es conocido el Malcolm Lowry de México, el del mezcal y la mezcalina, el de Tepoztlán y Cuernavaca; menos conocido aquél que se embarcó a los dieciocho años, siendo un señorito, solo para conocer la vida de los marineros. Quizá ahí inició su afición a la neblina, a la vida poco consistente, al movimiento perpetuo. Alguna vez me dijeron que Bajo el volcán no debería ser leído en estado de sobriedad, considerando evidentemente el estado del autor al escribirlo. No estoy tan seguro; lo que sé es que la narrativa de un viajero alcoholizado, requiere una visión libre del esquema tradicional: Lowry prefiere las imágenes cortadas, la fragmentación del paisaje, los personajes circunstanciales. Es la mirada de alguien dispuesto a sumergirse en los bares ennegrecidos, de gente gris que se dedica exclusivamente a acabar con su vida. En sus narraciones viven seres sedientos, seres que sacian su sed deshidratándose. Malcolm Lowry murio en su mediana edad, apenas con cuarenta y siete años ahogado con su propio vómito mientras dormía un sueño etílico mezclado con barbitúricos.  

miércoles, junio 21, 2017

ANTÓNIO LOBO ANTUNES





Se trata de la escritura escalofriante de alguien que narra sucesos cotidianos, personajes insalvables, estructuras narrativas que sin querer ser marginales, nos dejan muy poco espacio para circular,escaso aire para respirar. Lobo Antunes distorsiona la realidad a la manera de Milorad Pavic, sin la luz que deja la lectura del serbio; el portugués se mueve mejor en los sitios inmundos, en las personas deterioradas física y espiritualmente. Con un extraordinario rigor, las letras nos llenan pero también nos van dejando poco a poco vacíos. Es la visión de un médico que escudriña con su mirada cada palmo de los barrios, las clínicas, los lugares más comunes. Y la muerte irremediable, el deterioro. No es posible salir intacto de la lectura de este autor negado más de tres veces. Marginal, en el término más preciso de la palabra, a la manera de Leopoldo María Panera, sin la locura diagnósticada de ésts, pero sí con la visión del que conoce los infiernos que crea la mente. Libros los suyos para revivir, para reparar; libros los suyos para mantenerse alerta, libros que nos sumergen a la materia más gris del ser humano pero que, a pesar de su oscura profundidad, en un extraña contradicción nos iluminan.


REGRESO



Reanimando este espacio sin fieles ni seguidores, esta habitación que permanece a pesar del tiempo que ha transcurrido desde la primera publicación. Proyectos inconclusos que siguen latiendo en algún lugar de un corazón que no sé bien a bien dónde está. Así han pasado esqueletos de libros, trazos de novelas, retales de historias y crónicas de un escritor o escribidor que no suelta su pluma, a pesar de no confiar demasiado en sí mismo.  Está por escribirse toda una madeja de sitios que me han fascinado desde niño, está por escribirse la novela que avanza muy lento, pero que siento será el proyecto definitivo, alcanzable quizá hasta que encuentre la calma que se resiste a anidar en mí. Y está naciendo este proyecto nuevo, que me descubrió por asalto con un nombre: "Historia de las cosas que no sucedieron". A partir de esa sin razón, he construido en mi cabeza artefactos, que se transforman de forma voluble, como el mercurio, en textos que a su vez, ladrillo a ladrillo, aspiran a ser un libro nuevo. La batalla del escritor no es la del músico o la del pintor: es un campo menos transitado, un enredijo que debe descifrar únicamente con el lenguaje. A eso siempre le he apostado, si no por convicción, sí por ser lo único que me distingue del resto. Empecemos pues, este proyecto nuevo, a ver a dónde nos dirigen sus pasos.