"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

domingo, abril 30, 2006

Migración

Viajamos en un tren vertiginoso
desde una estación llena de malvas
nada nos detuvo
recorrimos en instantáneas la vida
que suponen muchos
seguimos entre las cordilleras
navegamos a veces en lagos salados
fuimos muchas tierras diferentes
sin llegar al hielo
nos deshizo la espera una mañana
sin carbón
pero seguimos
anudamos el mástil de nuestra carabela
y dejamos el muelle y los pañuelos
nos devoramos uno al otro
como serpientes enredados
endedados
lloramos juntos fracciones del llanto
que derramamos
cuando éramos niños y jugábamos
niños soñando que jugábamos
a ser expedicionarios
en trenes de vapor
en barcos de velas
Nos dimos cuenta que no hay vías suficientes
y el mar cabe en un vaso de agua
y decidimos viajar en nosotros mismos
en el torrente inagotable
de nuestras arterias.

sábado, abril 29, 2006

Discurso de Eva

Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en la telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?

Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: mi vida,
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, perece en la llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.

Amor...
(¿Qué digo? Estoy equivocada,
aquí quise poner que ya te odio).
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?
¿Cómo es`posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración de luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes ,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Tengo un ramo de no sé cómo entre las piernas;
aunque tal vez no es que te quiero
sino es que te arden las lámparas con muy poco petróleo
y a mí me ha dado fiebre.

Tengo el jamás
pesado como un ancla.
Por un instante dejo la agonía
y exploto en mi cadáver, asombrado.

Sé que me guardas un regalo de tigre,
pero es un gran oficio presentarte los astros.
Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Éste es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tu y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.

Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Y a la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.

Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.

Carilda Oliver Labra

Café Centenario

Vendré a los campanarios
a contar
los caracoles de las escaleras
a renovar mi hábito a las puertas
y a los ángeles de caña.
En las calles
dejaré que calles viejas enciendan
sus canas sus argollas sus jorobas
Mis pies encallecerán
en el dominio del afuera pleno
beberé la levadura del pan que se multiplica
y seré fuente
en un jardín acribillado.
Sobre el fondo sepia de las azoteas
veré nacer y morir
un arco irís de aliento
y llenaré de alfileres de hojas y de leche
el café centenario
al que no regreso
desde entonces...

viernes, abril 28, 2006

Espero tierra firme

Si el mar del sueño tibio
naufraga en el filo de los sueños
mar de suspiros inermes
de los nudos y de los nudillos
húndete mar
en el fondo de mis ojosde navío.
Si el tiempo me conmueve
ninguno de tus peces
temerá.

Escucho voces como filamentos

no es la noche
no son los pasos nerviosos en el techos
erá la sal
o el óxido que tus relojes dejan
en el cuerpo maduro
abierta granada.

Debajo del mar hay una isla
me dijo un niño azulado
debajo del mar hay vértebras
y botellas
el mar es tierra de baba
rumor
ritmo de fragmentos
Esa es la correspondencia con el ojo
y el ancla
caldo nucleico
que se resiste a los pozos.

Me cuenta un ahogado

que su carne es cada vez
más cangrejo
pez húmero
me cuenta aniquilado
que extraña con frecuencia
la sequedad.

Espero tierra firme

sin placenta para mis pies
En la primera isla que aparezca
sin equinodermos
tomaremos al mar de la mano índice
con un dedo
apagaremos el faro
para que los náufragos
se vuelvan noche
espiral carnada
espero tierra firme.

jueves, abril 27, 2006

Deberes

Construir un arca para nuestros animales,
aparejados, lagarto a lagarto,
muslos de armiño, gaviotas livianas.
Recoger los anzuelos, las redes vacías
caminar por una manzana
poco transitada,
vertir,
añadir sal y saliva,
encender una vela en la madrugada
pura
de pestañas con pestañas,
de bocas cercanas,
mantener alerta en la bodega
un tonel de vino
por si vuelven las horas que perdimos
y amanece una noche permanente.

Sangre

Supongo que el dolor es muchas veces preferible a la nada, al vacío. El dolor significa algo en qué pensar, algo que llena las horas y los días y las semanas y les da forma y consistencia. Sufrir implica que hay un proyecto; uno tiende como mínimo, a intentar librarse del sufrimiento. O a fingir que quiere librarse de él cuando lo que en realidad pretende es alimentarlo para mantener a raya al fantasma del vacío. Pero la nada es la nada. Es posible que la nada haya comprado más pistolas y haya descerrajado más tiros en la sien que el dolor. Hasta puede que el persistente sentimiento de la nada -la auténtica nada: nada al norte, nada al sur, nada al este ni al oeste- sea la única forma intolerable de dolor.

Mercedes Abad

domingo, abril 23, 2006

Fuente de ignición

En la parcela de su cabello
alguien provocó un incendio
No hubo rastros
el carbón no dijo nada
la hierba deja ver la violencia
de la ignición
Sobrevive el muro y el árbol mineral
sumido en un sueño de ancestros
Los que saben dicen
que la tierra está
lista
para sembrarse

Estación seis

Murmuraba islas
desde sus zapatos impecables
cuenta arroz y sueña
con expediciones más allá de la bocacalle
Sus ojos sin mar
se anegan
su falta de bosque le arde
en su cabeza de nube
insistentes
sus macetas
se llenan de ancianos
sus países son las baldosas
encendidas de musgo
Sin ascenso desciende
a la única tierra a la vista
al continente que buscaba
desde sus balcones.

sábado, abril 22, 2006

Lago en el cielo



Un lago en el cielo
quiero ser suave
para evitar tu dureza.
Apago tu fuego
enciende mi agua
puede que no haya certezas.

Vamos despacio
para encontrarnos,
el tiempo es arena en mis manos.
Sé por tus marcas
cuanto has amado
más de lo que prometiste.

Hoy te apuré
estaba tan sensible
son espejismos que aumentan la sed;
si adelanté
no me hagas caso
a veces no puedo con la soledad.

Vamos despacio
para encontranos
el tiempo es arena en mis manos.
Sé por tus marcas
cuanto has dejado
para olvidar lo que hiciste
y sentir
ago que nunca sentiste.

Un lago en el cielo
es mi regalo
para olvidar lo que hiciste
y sentir
algo que nunca sentiste.

G. Cerati

viernes, abril 21, 2006

Estación cinco

Nació de cera
no crece
a pesar de las miradas diarias
y el sol lleno de espasmos
no crece
Sus manos no son suficientes
para calentarla
por más que abre sus ojos de vidrio
el pelo de fibra vidrio no crece
no duerme a pesar del arrullo
no despierta
inmóvil y hueca
igual que su matriz
sin resolver
la muñeca que carga
en sus brazos
desde hace años
no crece

jueves, abril 20, 2006

Mar y marea

Por fin arroyo
después de la sequía
mi piel resultó tibia
salina de novedad
Cuánto durará la marea
sin provocar desastres
ni lacerar la bahía
Encontrará su cauce
nave blanda
agua tranquila
sin estertores
Antes
la noche y sus estrellas
Nada pase
cuando en el litoral

anudemos nuestras huellas.

Secreto secreto

En las manos
en las quijadas
nubes de murano
falange y falange
en escuadra
temblando
en plena taquicardia
de volumen
Como respirar el último aire que nos queda
maxilar
lengua subterránea
hinchados de ver
la cima de los manoseos
fortuitos
esos que no duran
y no se acaban
esos que dejan nuestras mesetas
áridas y frescas
en espera de los nervios
enlazados
y los resquicios púdicos
aun en sombras.

miércoles, abril 19, 2006

Palmas y guitarra

Ahora, entre nosotros, aquí,
ven conmigo, trae por la mano a tu cuerpo
y cenemos juntos y pasemos un instante la vida
a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte.
Ahora, ven contigo, hazme el favor
de quejarte en mi nombre y a la luz de la noche tenebrosa
en que traes a tu alma de la mano
y huimos en puntillas de nosotros.

Ven a mí, y a ti, sí,
con paso par, a vernos a los dos con paso impar,
marcar el paso de la despedida.
¡Hasta cuando volvamos! ¡Hasta la vuelta!
¡Hasta cuando leamos, ignorantes!
¡Hasta cuando volvamos, despidámonos!

¿Qué me importan los fusiles,
escúchame;
escúchame, ¿qué impórtanme,
si la bala circula ya en el rango de mi firma?
¿Qué te importan a ti las balas,
si el fusil está humeando ya en tu olor?
Hoy mismo pesaremos
en los brazos de un ciego nuestra estrella
y, una vez que me cantes, lloraremos.

Hoy mismo, hermosa, con tu paso par
y tu confianza a que llegó mi alarma,
saldremos de nosotros, dos a dos.
¡Hasta cuando seamos ciegos!
¡Hasta
que lloremos de tanto volver!

Ahora,
entre nosotros, trae
por la mano a tu dulce personaje
y cenemos juntos y pasemos un instante la vida
a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte.
Ahora, ven contigo, hazme el favor
de cantar algo
y de tocar en tu alma, haciendo palmas.
¡Hasta cuando volvamos! ¡Hasta entonces!
¡Hasta cuando partamos, despidámonos!

César Vallejo

La muerte de las ciudades

En todas las avenidas
las raíces se concretan
a romper lo gris
y en los balcones
proliferan
junto a las gotas
cadáveres de pájaros
El musgo asimiló el alquitrán
abonado por escupitajos de ciegos
insiste
el árbol artrítico en nacer
a pesar de las esferas
insisten lo gatos
en traspasar la noche
en su vértigo de lunas
y cascabeles
insisten las palomas
en las migajas
y los espejos que reflejan
su poca paz
insiste el aire en escabullirse
lejos del plomo que disparan
entre lamentos
los autos acorralados
Y en cada rendija
en cada rincón
crece
estambre de clorofila
que alguien teje
en las noches
cuando la ciudad
se deshace
en un estertor de hormigón

y cruces de peatones

domingo, abril 16, 2006

Ayuno

Hay uno incansable que sigue
tu tacto
tirano lunes
rojo incendiario
apenas la mano lo deja
seguir el recorrido
de las olas
cuando faltan ojos
en tu cuerpo oculto
Será la suerte de los dedos
arañando millas
de vientre
señalando la presencia
de tu hueco luminoso

Sin latitud
sin tu todo
ayuno

viernes, abril 14, 2006

Estación cuatro

Lleva flores a su propio sepelio
que llegará el día nueve
como dijeron los dientes postizos
de su madre
Su vientre sigue esperando
el milagro de Isabel
carcomido por un niño que rasca y rasca
en sus sueños umbilicales
A cambio tiene esta niña grande
que dió a luz el espejo de la sala
y que ahora la vigila
desde su mortaja
Los nervios se tensan cuando avanza el día
y su rosario de lamentos
se diluye al fin
a los nueve días
sentenciada a ser hija
más allá de la muerte

jueves, abril 13, 2006

Ante tu piel

Frente a tu piel palpito
como una muestra más del día
ejército de hormigas que inician
su recorrido de azúcar
por la duela por las uñas
Frente al perfil de tu piel
confieso cosas nuevas
y crece
desde luego
alado
un lugar lejano
de sal hirviente
entre espamos
de origen granular
ante los puntos que comen
los vellos bellos
las texturas

Frente a tu piel
de sombras
florecen incendios

Habla silencio

Al fin silencio
inaudito
legionario sin voz
silencio que transita
en una calle dormida
urna de polvo
en sucuencias de un eco
sin respuesta
silencio de huecos y espinas
cállate ahora
antes del amanecer
de la garganta fresca
de los trapecistas
cero palabras
ninguna
cállense ahora
no sigue nada
habla silencio
deja temblando nuestros labios
sin fuerza
sin palabras

Otra piel



Esta tarde de sol
me puse a mirar
tu postal bajo un haz de luz
radiante luz.
Una frase duró hasta el anochecer
recordarte es un hermoso lugar.
Amo tu lucidez,
leo tu desnudez.
Cuando piensas el mar
así te pienso igual;
me contengo de amarte más
hasta volverte a ver,
Si el lenguaje es otra piel
toquémonos más
con mensajes de deseo.

Gustavo Cerati

miércoles, abril 12, 2006

El crecimiento de las ciudades

En cualquier momento
las ciudades
escupen su baba de acero
y una maraña de ratas
se amotina en los pies
en sus enormes uñas
crecen las aceras
los drenajes
las antenas laceran el cielo
crecen crecen
bello pelo para cienes y cienes
tiemblan los árboles
callan las carreteras
se hacen calles

martes, abril 11, 2006

Huesos de sepia

Rememoro tu sonrisa, y es para mí como el agua límpida
hallada al azar en la pedrera de un arenal,
exiguo espejo en el que mira una hiedra sus corimbos;
y encima el abrazo de un tranquilo cielo blanco.

Ese es mi recuerdo; no sabría decir, en la distancia,
si en tu rostro se expresa libre un alma ingenua,
o si verdaderamente eres un fugitivo que el mal del mundo
extenúa
llevando su sufrir consigo como un talismán.

Mas esto puedo decirte, que tu imaginada efigie
sumerge mis caprichosas inquietudes en una oleada de
calma,
y que tu semblante se insinúa en mi gris memoria
sencillo como la copa de una joven palmera...


Eugenio Montale

lunes, abril 10, 2006

El nacimiento de las ciudades

Lejos del mar
sin barco alguno
deriva la marea
en calles
que fluyen
en un tránsito de venas
escleróticas
Lejos del mar
y a la deriva
nudillos infartados de fuentes
y días de artificio
nada concreto
a pesar del suelo gris
y las pisadas
sumidas en planisferios
de sudor de piedra
también artificial
y agua dudosa
enfangada en la vejiga
de la ciudad natural
sin mar cerca
maquillada de peces
esperando la gestación
de árboles de monedas
y fuentes deshidratadas

deseosas de ser lagos

domingo, abril 09, 2006

Estación tres

El viajero se detuvo un instante
bajó la ventana
recordó cada paso
intoxicado por el rastro
de los ojos
de las manos
entonces
un enjambre de gorriones
taladró su garganta
Tiene una mueca feliz
dijeron los que lo encontraron
alguno diagnostico
asfixia
por exceso de aire

Niños con cometas



Pancho Gutiérrez Cossío

viernes, abril 07, 2006

Al adiós

Es más la fuente que moja los pies
y deposita rocío en las manos extraviadas
que saludan cotidianamente
que sudan vigorosas
buscando ramas o piedras
que lanzar
Somos más que la mirada que se atora
en la garganta
y no hay vericuetos en la garganta y en el cuerpo
que permitan salir a campo traviesa
No puedo
dicen los sabios
no tengo lo suficiente para una vida
aunque seguro sigue y sigue
la rueda girando
y nos necesitamos
y el mundo pasa como un cíclope
No te veré en muchas escenografías
pero el mar es el mar
y las aceras no lo tienen
ni se dejan invadir por la emoción
y la humedad es pasajera
no digo adiós por lo tanto
y me quedo a contemplar las estrellas
imaginando un poco
no más
que el tañido que estalla
se debe a nuestra presencia
y los astros y las calles
saben de nuestros dedos
del café
y perduramos
desde luego
perduramos
a pesar del adiós
invencibles
en un juego de olas
que dirán en cualquier caso
que nacimos mucho tiempo después
de nacer
que debimos buscarnos
con mayor tezón
como el paso de la hierba
y la sombra de la gente
en las tardes prematuras
minuto a minuto
segmentos de segundo
al cuarto para la hora

miércoles, abril 05, 2006

Mortal

Del aire soy, del aire, como todo mortal,
del gran vuelo terrible y estoy aquí de paso a las estrellas,
pero vuelvo a decirte que los hombres estamos ya tan cerca los unos de los otros,
que sería un error, si el estallido mismo es un error,
que sería un error el que no nos amáramos.

Gonzalo Rojas

domingo, abril 02, 2006

Pájaros de Portugal

No conocían el mar
y se les antojó más triste
que en la tele,
pájaros de Portugal
sin dirección ni alpiste
ni papeles.

Él le dijo vámonos,
dónde le respondió
llorando ella,
lejos del altar mayor,
en el velero pobretón
de una botella.

Despójate del añil
redil del alma de nardo
con camisa.

Devuélveme el mes de abril,
se llamaban Abelardo y Eloisa,
arcángeles bastardos de la prisa.

Alumbraron el amanecer muertos de frío,
se arroparon con la sensatez del desvarío
tuyo y mío de vuelta al hogar,
qué vacío deja la ansiedad.
Qué vergüenza tendrán sus papás.

Sin alas para volar,
prófugos del instituto,
y de la cama, pájaros de Portugal,
apenas dos minutos
mala fama.

Luego la guardia civil
les decomisó el sudory la sonrisa,
las postales de Estoril
sin posada, sin escudosy sin visa.
Se llamaban Abelardo y Eloisa.

Bucearon contra el Everest
y se ahogaron,
nadie les enseño a merecer
el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros.

Bucearon contra el Everest
y se ahogaron,
nadie les enseño a merecer
el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros
de quien sueña con la libertad.

Joaquín Sabina

Estación dos

Su piel se divide en continentes
en una mano lleva un cirio
en la otra sal
todas las tardes busca en la ciudad
el aire que no quiere llegar a su casa
cueva de ladrones
y comida grasosa
de niños aterrados
debajo de las escaleras
Si es una bruja
debe ignorar los hechizos de la suerte
los naipes siempre le mienten
el café le sangra cada mes
y a pesar de la orina de gato
que impregna sus muebles
no logró descubrir el África
que le inundó las piernas
y que la ha hecho
cada vez más chica
Hoy remoja sus pedazos
amputados
en una taza de leche cortada.

sábado, abril 01, 2006

Margarita

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contarun cuento.

Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.
Un quiosco de malaquita,
un gran manto de tisú
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pulma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti.
Cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fué la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: —¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
¿y qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?

La princesa no mentía.
Y así dijo la verdad:
—Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad.

Y el rey clama: —¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?

¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar.

Y dice ella: —No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté.

Y el papá dice enojado:
—Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver.

La princesa se entristece
por su linda flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.

Y así dice: —En mis campiñas
esa rosa la ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí.

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesa está bella,
pues tiene ya el prendedor
en que lucen con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

Rubén Darío