"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

domingo, agosto 20, 2017

Bar Cervecería Don Ramón






A la orilla de la Colonia Guerrero, en el punto donde coinciden prostitutas y narcomenudeo, al costado de la olvidada Plaza de San Fernando, al costado de la iglesia con uno de los retablos barrocos más hermosos de la ciudad; ahí donde inicia el centro más rasposo, frente a hoteles de paso intimidantes, se encuentra el Bar Cerrvecería Don Ramón , con sus mesas y sillas desvencijadas y sus ventiladores de techo aligerando el ambiente denso de una construcción antigua. Ni el tapiz rojo mugriento de los asientos, ni los sanitarios insalubres, ni la presencia de transgéneros que trabajan en la zona, alejan a una concurrencia de bolsillos vacíos que pueden comer hasta diez tiempos de botana sin consumo mínimo. Y la comida es tal como debe ser: potente, densa, grasosa, no apta para timoratos: las salsas pican endiabladamente, la carne tártara es excepcional y todos los días sirven un menudo, divinamente ejecutado. Los meseros son particularmente guarros pero también muy serviciales. No salga tarde del lugar, eso sí. Por esas calles transitan las criaturas que las ciudades arrastran al límite, los marginales. Caguamones a ochenta pesos, botana sin consumo, cuarenta pesos. Tenemos servicio de internet, anuncian. Hay rocola con karaoke, si el cliente lo solicita.