"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

lunes, agosto 28, 2006

Disfrazarme de llanto o de culebra
de río seco
o de tronco arrastrado por la corriente de fango
disfrazarme de cruce peatonal
o de jueves
y que nadie se entere de quien soy
detrás del maquillaje
disfrazarme de sótano
o de risa
o minutero de reloj de arena
ser otro más frecuente
negarme
disfrazarme de pliegue
o de pantano
saltar al mundo
pobre pobre
tan solo a veces
tan desprestigiado
al mundo sólido
disfrazarme de desnudo
o de hombre
solamente

miércoles, agosto 23, 2006

El estar

En la orilla de esta vela que prende las cenizas que dejó la tromba de alaridos y sirenas ¿estás? Dice mi pecho que la noche no se ha ido dice que se empañan los espejos todavía con sus relicarios de narcisos ¿Estas? así
colgada en mi campanilla como voluntaria de esta guerra que termina Avanza la pregunta y tiemblo ante el abismo como rúbrica falsa entre hielo será fuente después de la tonelada de sueños falsos ¿estás? Silbarás lanzarás piedras a mi ventana tocarás cauta los timbres postales de mi puerta antes de correr a la esquina menos transitada ya más fría

Ahora intenó amaestrar mis palomas mensajeras
y construyo puentes con puntos y con comas
No te vayas

martes, agosto 22, 2006

Germen

1

Hay un germen que nace en mi memoria
subliminal enquistado en mis linfas
espada de cartón que degolla almohadas
hay un germen de luz que desintegra
los suaves torbellinos de palabras

Hay un muro de agua en los espacios
que me deja el respiro de mis muertos
la medalla de cobre de mis triunfos
y que anega los nervios de las azucenas

Hay un soplo de amoniaco en la ventana
hay un germen repito que es un germen
que me nace entre las plantas y las axilas
que no deja que perdure y que me eleve
germen de algas terrestres de nubes de ollín
y muñecas daltónicas de niños asustados
Nace mucho
espesa
este germen me denigra
hasta el último terreno de un infierno
de algodones y jeringas
La idea de que la poesía es algo fácil, es algo cotidiano, es algo coloquial, es una cosa oral, a mí no me conforma. Yo creo que la poesía responde a una contemplación, a un ahondamiento que no es fruto ni de algo muy sencillo ni de algo que no exija una especie de iniciación. Hay un malentendido en esto. Como la palabra es un bien mostrenco, es un bien que se utiliza en todas las transacciones de la comunicación humana, se piensa que al trabajar la poesía con palabrasya esta se vuelve accesible por ese simple hecho. Y no es así. Es otro empleo de la palabra, es un uso diferente, es un uso mucho más riguroso, para el cual se requiere un aprendizaje.

Roberto Juarroz

La batalla

Venían como turbios guerreros,
como las metamorfosis de dios
en cerrado escuadrón, interminables.

Venían como hembras hambrientas
a las alucinadas puertas de la noche.

Venían como reptiles que a la vez fueran pájaros
de bífido canto.

Venían en bandadas
rodeando tu frente,
haciendo crujir tus huesos
como crujen los muros
de una torre cercada.

Se oían en el horizonte
como manada o mar de búfalos salvajes.

Tú me llamaste.

Venían como un torbellino,
en un solo tropel o en una sola
y poderosa voz.
Mas yo estaba a tu lado,
Experto al fin en todas las derrotas.

Podía y quise combatir contigo.

José Ángel Valente

domingo, agosto 20, 2006

domingo, agosto 13, 2006

De un fulgor a otro

Quizás no se deba ir más lejos.
Aventurarse quizás apenas sea
desventurarse más,
alejarse un atroz infinito
del sueño al que accedemos
para irisar la vida,
como el juego de luces que encendía,
en la infancia,
el prisma de cristal,
el lago de tristeza, ciertas islas.
Sí, entre biseles citados los colores,
un fulgor anidaba sobre otro
-seda y deslumbramiento
el margen del espejo-
y aquello también era un espectro,
sabido, exacto. Centelleos ajenos
en un mundo apagado.
Como un canto sin un cuerpo visible,
un reflejo del sol creaba
una cascada un río una floresta
entre paredes áridas.
Sí, no vayamos más lejos,
quedemos junto al pájaro humilde
que tiene nido entre la buganvilia
y de cerca vigila.
Más allá sé que empieza lo sórdido,
la codicia, el estrago.

Ida Vitale

sábado, agosto 12, 2006

Donde una vez las aguas de tu rostro

Donde una vez las aguas de tu rostro
giraron impulsadas por mis hélices, sopla tu áspero fantasma,
los muertos alzan la mirada;
donde un día asomaron el pelo los tritones
a través de tu hielo, el viento áspero navega
por la sal, la raíz, las huevas de los peces.

Donde una vez tus verdes nudos hundieron su atadura
en el cordón de la marea, allí camina ahora
el vegetal destejedor,
con tijeras filosas, empuñando el cuchillo
para cortar los canales en su origen
y derribar los frutos empapados.

Invisibles, tus mareas medidoras del tiempo
irrumpen en las camas galantes de las algas;
el alga del amor se vuelve mustia;
allí en torno a tus piedras
sombras de niños van, que desde su vacío
lloran ante el mar colmado de delfines.

Secos como la tumba, tus coloreados párpados
no serán aherrojados mientras la magia se deslice
sabia sobre el cielo y la tierra;
habrá corales en tus lechos,
habrá serpientes en tus mareas,
hasta que mueran todos nuestros juramentos del mar.

Dylan Thomas

Fue al alba

Fue al alba,
perdona por la hora.
Tus párpados del sueño callaban
debajo de mi almohada
y al irrumpir la luz primera
se dibujó en el blanco
tu entrecejo fruncido
y tu voz murmuró unas palabras.
En el candil
dejaste un gesto de fatiga
y luegotu mirada me llamó
desde las rosas.
Corrí a abrazarlas
y me senté a la mesa
y en el papel vacío
seguí los trazosque tu mano deslizaba.
Desenredó del miedo
el oculto sentido,
del miedo a ya no ser para ser con,
del miedo a no saber
si uno podrá abarcar
esa divina mutación
de ser en uno dos,
siendo arrancado
y arrancando así al otro de la muerte.
Y en la página
tomó vivo sentido
la palabra resurrección.

Clara Janés
Yo he sufrido en unos cuantos años desilusiones y remordimientos agudísimos, y sin embargo, puedo afirmar que mi aspiración más cordial es sólo la paz y la serenidad. No estoy hecho para las tempestades y para la lucha: y aunque ciertas mañanas bajo muy vibrante a recorrer las calles, y mi paso semeja un desafío, repito que no pido a la vida nada sino que se deje mirar. Y sin embargo, hasta este humilde placer me deja a veces la amargura propia de un vicio. Me di cuenta de que para vivir es necesaria una astucia, más que con los otros, consigo mismo. Yo envidio a los que consiguen — son especialmente las mujeres — cometer una mala acción, una iniquidad, o incluso sólo satisfacer un capricho, habiendo preparado tal cadena de circunstancias que su acción resulte, ante su propia conciencia, legítima. Yo no tengo grandes vicios si es que este retirarse de la lucha por desconfianza y buscar una solitaria serenidad no es el mayor de los vicios posibles—, pero tampoco sé usarme astutamente a mí mismo y poseerme, cuando disfruto con lo poco que me está permitido.

Cesare Pavese

martes, agosto 08, 2006

El café del mar

Entre niebla y buzones imaginarios
descalzo en la arena
recordaba aquel intento
de amarrar el mar
de amar al mar
y cada peldaño
de tu risa
Venía la tarde y sus excusas
y alguna otra que fuiste
decía
que ningún elemento
describe el estado de las almas
quizá colidal sería en todo caso
como el humus adherido
al caracol y a las rocas
Dónde está el mar ahora
que miro desde mi balcón
la ciudad
Será que tu mejilla
se divierte con mi duda
y el café fue una invención
y la memoria
fabrica conchas de fósforo
en las tardes
que columpio mi niñez
en las cuerdas vocales
de tu canto

La vida del fantasma

Se rumora de posadas
y lamentos
no vive en la sombra
sino en la luz de su propia muerte
Dicen que escriben poesía
y remilgados aceleran
el paso de las horas
dicen que escriben poesía
y lo celebran se cantan
cigarras inmundas
Se habla de moradas
derribadas y de altares
y no vive en las penumbras
salta en la luz tenue
dice que escriben poesía
los mártires de la monotonía
en un pliego de plagios
se desatan
y viven por su boca
de fantasmas vivos
que no espantan
Cada hombre
tiene una manera de traicionar
a la revolución.
Esta es la mía.

Leonard Cohen

Memo

Ni la mesa raquítica ni el mendrugo de pan ni las baterías acumuladas junto a los esqueletos de lo cotidiano anegados en el mar de saliva y grasa de los sillones tan vencidos como la estufa y la duela ni la puerta rechinante y las cucarachas patas arriba ni las estampas los periódicos orinados y la cera impostada nadando en un mar de cajas de medicina ni el antigripal y la cucharada del café de grano Nada ni una sola cosa o todas juntas ni siquiera las perlas falsas del rosario y la foto retocada ni siquiera la virgen con todos sus nombres logrará en su delirio que revivas.

domingo, agosto 06, 2006

Una locura cotidiana

Estoy convencida de que me gusta el humor como al que más, como suele decirse, pero siempre me ha parecido una gran lástima que tanta gente inteligente crea hoy en día que todo lo que puede sucederles debe ser divertido. Esta creencia mina de entrada la conversación y la comunicación epistolar, condenándolas a la monotonía, y después penetra más profundamente para corromper nuestra capacidad de observación y comprensión.

Elisabeth Bishop

sábado, agosto 05, 2006

Sobrevuelo

Más arriba
hasta el lindero
regresan los minutos
gotean
Saber qué hacer
se busca
en las alturas
galápagos del viento
saber qué hacer en todo caso
en las noches disfrazadas
Aire aire aire
en los pulmones sofocados
que gimieron como gaitas
en la tierra que pisamos
Aire aire aire
más aire
que remueva la pelusa y el polen
el suspiro que dejamos
en los colchones y las avenidas
Naveguemos entonces en las nubes
como cántaros
saltemos al torrente
de relámpagos
dejemos que el silbido nos deshaga
y nos transforme
en la gota en la ventana
en la escarcha en las axilas
en el rubor de las mejillas
satisfechas con los huecos
cada uno con su aire
y las flores en su tiesto propio
como aves de corral
mecidas por su sobrevuelo


miércoles, agosto 02, 2006

Amarla es difícil

Es buena, cuando duerme;
el calor de su cuerpo es un puñal de vidrio
que remonta los sueños.

Cuando calla, es buena
y su voz una premocición olvidada y peligrosa
que arruina el silencio.

Cuando grita o llora
o se lamenta o se divierte o se cansa,
nada puede contener
este dolor alegre que envenena
mis sueños y mi soledad.
Por eso es difícil pensar
en ella, en su cara bondadosa;
abandonarse; por eso
es una cobardía retenerla
y dejarla ir, una pavorosa crueldad.
A veces, cuando lo pienso,
no sé qué hacer con ella,
con este destino luminoso.

Francisco Urondo