"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

miércoles, septiembre 03, 2014



Adepto al melodrama, crecido en la lágrima viva de películas en blanco y negro, consumidor de barriadas, de iglesias marchitas,  soldado de ninguna parte, sin ideas, sin ideologías, sin causas, sin firmas; sonámbulo de día, un mar agitándose permanente en mi cabeza, caminante, caminante, sí, si hubiera que describirme, sería un caminante anacrónico, un extranjero de todo, sin valor, sin país, algún alguien que transita en las aceras como un  pez en el agua, un fulano que regresa siempre a ciertos lugares, a ciertas personas, muy pocos, muy pocas, contadas. Pues bien, en el callejón de Dolores, sin ánimo de ironía, uno de esos lugares se asoma y en tardes lluviosas, en noches incendiadas, yo busco sus puertas y su olor a madera y sus paredes pistache y sus gabinetes como reclinatorios y si barra como confesionario para platicar a un desconocido todos los pecados que no he cometido y que quisiera cometer todos los días. Buscando la absolución del Tío Pepe, buscando un lugar sin ruido, sin baile, para sentirme tan bien por todo lo malo que no he sido, tan mal por todo lo bueno que he tenido que ser, un lugar para recordar escenas que no sucedieron, y sobre todo para ser el anónimo de siempre, tan de todos conocido.


No hay comentarios.: