"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

jueves, octubre 14, 2010

El velo de la calma que te invadió ál llegar al sueñoes ahora una trampa de arena. Por las rendijas de las ventanas se cuelan los pasos de los vecinos que en unas horas llamarán pidiendo ayuda en esta noche de cristales rotos, de fruta podrida. Lo que alcanzas a retener se coagula y los sonidos clavan sus uñas en las paredes, porque se escucha la noche, se escuchan sus infinitas voces, esas peculiares texturas que permiten rconocer cuando es de noche en un cuarto cerrado,propicio para tu anonimato. Solo alcanzas a ver a una de tus manos que te pide que despiertes de ese sueño químico que te lleva a parajes oscuros, a montañas aterradoras. Una gota habla apenas, una gota mínima, abres los ojos con pesar y el líquido parece que inunda tus visceras. La gota cae de nuevo, estás sola sin esperarlo. Las nauseas aparecen mientras te incorporas para de inmediato sentirte extraña, fuera de casa. Tus manos tiemblan, tiemblan tus labios, las gotas se multiplican y su lejanía se aproxima al lado tuyo, a ese sueño enfermo que te agarra los tobillos, hasta que la realidad como bofetada te dice que es demasiado tarde, que él no respira más, que él respiró el monóxido necesario para que tu vivieras.

No hay comentarios.: