Será que un blog es un diario impúdico, donde se exhiben todos nuestros disfraces: música, citas literarias, textos inmaduros. Ninguna palabra autobiográfica, ni un párrafo de mi vida, como si a través de las voces de otros, jugáramos a las escondidas, desde esos años lejanos cuando después de permanecer ocultos por un tiempo, nadie nos buscaba. Qué episodio de la vida merece ser escrito, descrito. Qué pasaje tiene la suficiencia para sostenerse sin necesidad de recurrir a la invención, a esa forma de literatura llamada mentira.Qué sería la novela de Cormac McCarthy sin los barbarismos llevado al límite, sin la creación de un paisaje irrespirable, cómplice de la sangre derramada en cada una de las páginas. Así debe ser la literatura: debe dejarnos sin aliento. ¿Qué episodio de nuestra cotidianeidad merece ser escrito en un diario que habite en la red? Las únicas palabras verdaderas son aquellas que no se dice, las que no se publican. Y es que todos guardamos en nuestro interior la historia verdadera, aquella que reservamos, la que destazamos, la que filtramos para hacerla más amable, la que inventamos para no parecer tan canallas.
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