Con una canción que se repite
en el aire
a dónde llega
a las ramas del árbol de nicotina
al rincón donde jugamos
a las escondidas
Insiste
se atora en los balcones afilados
regresa
a las horas milimétricas
que deshojamos
entre corchos de botellas
y frases sueltas
se atora
en la garganta inoperante
en las dedos inútiles
permanece
incurable ya
esa canción circula
en los latidos que se resisten
a dejar de palpitar
aunque se apaguen
como el tic tac de un reloj
que enmudece
o se queda
marcando el tiempo
con su diapasón
que cuenta
los cuentos
que esperan el momento adecuado
para que un final feliz
llegue
3 comentarios:
Qué hermoso poema. ¿Eres Armando Ayala?
Ya extrañábamos tus palabras. Que sigan fructificando.
Tus palabras siguen afiladas compadre. Saludos.
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