"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

sábado, octubre 30, 2010

Por la ventana se veían los peatones primero, esa mezcla gris de disfraces y sobrenombres, la gente que no parecía tener ningún rumbo, gente que se confunde entre los autos, entrando al café mugriento de la esquina, cruzando el parque hacia la iglesia que muestra su lomo al cuarto de hotel desde donde Fonseca se asoma apenas, como si temiera la mirada de algún conocido. Pero nadie lo observa, nadie se da cuenta de su desnudez raquítica y nadie tampoco sospecha que a sus espaldas una mujer duerme con las marcas de sus manos en todo el cuerpo. En estos momentos el cuarto no le dice nada y su olor a desinfectante lo deprime y esos cuadros absurdos de barquitos al atardecer y la alfombra. Pareciera que la habitación exhala un aliento de historias fallidas y la mujer que duerme se encuentra a la deriva, suspendida en elúltimo minuto de esos sucesos que por más que la limpieza se esmera en esconder, aparecen cuando uno simplemente asoma su rostro por la ventana y se da cuenta que la vida sigue, que hay cena en casa con televisión y noticias del trabajo y el balcón sirve igusal de puerta o de salida de emergencia.

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