El genio personal que hay en todo niño se esconde por el placer del acto mismo de ocultarse, del mismo modo que el autor de una verdadera obra literaria escribe esa obra por el puro placer de escribirla y todo lo demás -el reconocimiento, las medallas, las aclamaciones del público, etcétera- le parece inmensamente superficial, accesorio y encima contrario a sus propios intereses y a los de la libertad de su duende personal.
El verdadero triunfo, la verdadera y sublime gloria solitaria estribarían pues en no ser descubierto en el escondite, no ser reconocido. "¡La gloria nocturna de ser grande no siendo nada!", que decía Pessoa.
Enrique Vila-Matas. Exploradores del abismo
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