Estoy convencida de que me gusta el humor como al que más, como suele decirse, pero siempre me ha parecido una gran lástima que tanta gente inteligente crea hoy en día que todo lo que puede sucederles debe ser divertido. Esta creencia mina de entrada la conversación y la comunicación epistolar, condenándolas a la monotonía, y después penetra más profundamente para corromper nuestra capacidad de observación y comprensión.
Elisabeth Bishop
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