Extrañamente todos tenemos una luz
En la cabeza un corazón en el pechoY no nos damos cuenta.
Nos peinamos
Los cabellos largos o cortos
Como si fuéramos caballos
Y no nos damos cuenta
Todos los árboles los animales
Las montañas y las nubes
Hasta las últimas hormigas
Han sido hechas para nosotros
Y no nos damos cuenta
Nos lavamos los dientes con esmero
Y no nos damos cuenta
Que estamos sólo limpiando
Nuestra pobre calavera.
Ahora mismo
Mientras escribo estos versos
El lado izquierdo de mi cuerpo
Se vuelve de oro puro
Y tampoco me doy cuenta.
Jorge Eduardo Eielson
3 comentarios:
No, no siempre nos damos cuenta. Yo quisiera tener una garganta de plata.
Será que no existimos...
o nos damos demasiada cuenta. No darse cuenta sería tan descansado!
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