"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

miércoles, septiembre 17, 2014

Cantina La Reforma de Bucareli.




Vidrios empañados por el paso del tiempo. pantallas planas rascando la modernidad, reproducciones de fotografías   en blanco y negro de la calle Bucareli en los años cincuentas, cuando todavía importaba algo cinematográficamente, el auge del periódico, la prensa escrita, la esquina de la información, la escuela Carlos Septién García. Un segundo piso más bien tapanco que solo se ocupa los viernes, baños lamentables, mesas y sillas de ese entonces, con esquineros para colocar las cubas y dejar espacio para el dominó. Barra pequeña. refrigeradores atascados de cervezas, seis por ciento veinte, caguamas, caguamones, megacaguamas en vasos mefísticos despostillados y una mezcla de habas y cacahuates enchilados y limones y servilletero metálico y rocola de colección desoladora, casi siempre muda. Lugar oscuro, a pesar dela luz del sol, barra con descanso para subir el pie, puerta de cantina, de esas que parecen haber encogido, de esas que dejan ver los pies si uno se asoma a ras de suelo. Poster de Penélope Cruz, calendario de Playboy, reproducciones del archivo Casasola, meseras que saben tu pedido y que besan tu mejilla como si hubieran estudiado la preparatoria contigo. Dulces con la cuenta, de esos que tiene refranes, derrota, sin razón, fracturas permanentes, ¿qué más se puede pedir?

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