Quisiera mostrarte a veces lo efímero de la alegría,el brillante que se desprende de los momentos luminosos. No tenemos risa suficiente para beber los ríos de peces que circulan por nuestras venas cuando una mirada nos entiende, cuando nuestra voz parece una casa, un cuarto conocido. Y para quélamuerte entonces y el llanto y la amargura de piel. Al amanecer nuestra pequeña memoria lo olvida todo, el rencor feroz,la indiferencia, el lagarto del letargo que pisa duro nuestro espinazo y nos hace creer que en otras circunstancias seríamos distintos. La instantánea es la misma,el final no cambia demasiado,solo lo que sentimos nos hace creer a ratos en la permanencia, en el amor eterno de fin de semana lluvioso, en esa aldea que viene a la mente con un cargamento de paz y claridad, ante la falta de geometría de lo cotidiano.