Al margen del discurso
escribo una prosa penosa
a nombre de esas cartas
que remiten a tu nombre
a esa casa de balcones
que el tiempo ha dejado seca
El deseo huele a rancio
si no encuentra tierra firme
y es tan poca a veces
mi voluntad de bien
que al menos
quisiera escupir
de manera redundante al cielo
a pesar de la lluvia de girasoles
en tinieblas
y quisiera a veces
decirte
mujer
me he equivocado
espero mirar tus pies
de nuevo
con la esperanza aún menor
de futuros
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