"El año pasado, pasé 322 días viajando, lo que significa que tuve que pasar 43 miserables días en mi casa."

Up in the air, 2009

lunes, septiembre 04, 2006

El poeta no escribe para suprimir el deseo de la palabra plena, intemporal e infinita, en nombre de cierta visión posmodernista donde las formas poéticas, despojadas de su relación no sólo con la trascendencia sino también con la historia, son recicladas indiscriminadamente en una suerte de parodia de baja ralea.
Las coartadas son las del establishment poético, que quiere heredar capital cultural. Por ejemplo, ahi está su interés en un lenguaje que hable como si fuera por primera vez, invocando una "utopía del habla", pero que de hecho significa borrar las huellas de la historia desde la palabra: comerciar en la herencia mítica de la poesía, como si Mallarmé, Parra, Vallejo, Girondo no hubieran existido nunca.

Eduardo Millán

1 comentario:

julieta de los espíritus dijo...

saludos desde el fondo del mar!