Supongo que el dolor es muchas veces preferible a la nada, al vacío. El dolor significa algo en qué pensar, algo que llena las horas y los días y las semanas y les da forma y consistencia. Sufrir implica que hay un proyecto; uno tiende como mínimo, a intentar librarse del sufrimiento. O a fingir que quiere librarse de él cuando lo que en realidad pretende es alimentarlo para mantener a raya al fantasma del vacío. Pero la nada es la nada. Es posible que la nada haya comprado más pistolas y haya descerrajado más tiros en la sien que el dolor. Hasta puede que el persistente sentimiento de la nada -la auténtica nada: nada al norte, nada al sur, nada al este ni al oeste- sea la única forma intolerable de dolor.
Mercedes Abad
1 comentario:
"Entre el dolor y la nada, yo siempre me quedo con el dolor" Las palmeras salvajes, Faulkner.
Yo también.
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