Pasó un niño trepidante
con una marca en el cuello
una estufa habitada por ratas
color chocolate
una marca de agua
azúcar remojada en insulina
Enseguida un caballo de madera
y alas de mariposa
de lentejuela
y discos dislocados
gritando
Unos ojos que me miran todo el tiempo
sin sombrero
sin espejo
una cara ensalivada
y un árbol seco que florece
Ahora tú
de nuevo
con todo tu suero
con tu lumbre
y el agua se aclara
al paso equinodérmico de tus dientes
y casi no me entero
que me ahogo
y que vivo pequeño
antes de morir
de grande
1 comentario:
¿Este poema es tuyo? Si es que si apláudote por incluir el término "equinodérmico" en él. Fetén interpretación.
Publicar un comentario