Hay plagas y horrores del todo inevitables; en lo que libremente elegimos y situamos ante nosotros mismos, todo debería ser, al menos, perfecto y bello. El tiempo y los bárbaros me han enseñado esto. No es posible a ningún ser humano alcanzar la felicidad. No es posible que ninguna ciudad sea perfectamente bien gobernada, unánime y siempre victoriosa. Pero a algunos de nosotros les es posible poner una daga enjoyada en nuestro cinto, y olvidar siempre muchos males y todos los males de vez en cuando.
Estoy contento de hacer transportado y redimido de la vulgaridad por un momento, a los que me han amado en mís días.
George Santayana
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